viernes, 16 de diciembre de 2011

Hernán Ronsino




Pasado

Tu primer texto
Género

cuento
Año
1990
Procedimiento creativo/Contexto
Lo escribí como parte de un ejercicio para la escuela. A partir de una serie de palabras que nos daba la profesora teniamos que escribir una historia. Yo recuerdo la sensación que me provocó escribir ese relato. Lo escribí en mi casa. Y mientras me dejaba llevar por la escritura – en el recuerdo la sensación sigue siendo vívida – sentí que algo se iba desbloqueando y a la vez iba descubriendo un territorio y una sensación nueva. Fue tan fuerte que aun lo recuerdo.
¿Tuvo lectores?/¿Críticas favorables?/¿Produjo conflictos familiares?
Lo que complementa esa sensación de descubrimiento en la escritura fue lo que pasó, después, en la escuela cuando tuve que leer el texto. Sentí que mis compañeros estaban atentos. Y después recibi algunos comentarios muy buenos de la profesora y de algunos amigos. Algo intenso sucedió ahí, sin dudas
¿Se ha puesto viejo?/¿Lo has vuelto a corregir?/¿Lo quemaste?
No tengo copia.
Fragmento:
Recuerdo que se llamaba El misterio del bastón dorado. Y alguna relación con la dictadura aparecía. Porque había un muerto. Y un Falcón verde entrelazado en el asesinato. Todo sucedía de noche. Y había un clima de agobio.


Presente
Género

Novela
Qué se ha modificado en tu modo de abordar un texto.
Entre aquel cuentito de la escuela y mi ultima novela hubo una formación literaria. Pasaron muchos autores que me marcaron profundamente. Me interesa trabajar, reflexionar, investigar la lengua.
Cuál es tu punto de partida
Muchas veces son imagenes. O estados de animo. Que lanzan la escritura.
¿Tus lectores son fieles o te abandonan en el camino?
Los lectores que conozco son muy buenos lectores.
Qué sabés de tu propia literatura.
Sé lo que está escrito. Y eso que está escrito lo termino de entender con la devolución de los lectores.
Qué perdiste/Qué ganaste.
Gané amigos. Muchos amigos.
Fragmento:

Fragmentos de la novela Glaxo (Eterna Cadencia, 2009)
1.Vardemann.
Un día dejan de pasar los trenes. Después llega una cuadrilla. Seis o siete hombres bajan de un camión. Usan cascos amarillos. Empiezan a levantar las vías. Yo los miro desde acá. Los miro trabajar. Trabajan hasta las seis. Se van antes de que salgan los obreros de la Glaxo. Dejan unos tachos con fuego, para desviar el tránsito. Cuando ellos se van, yo cierro la peluquería.
Entonces empiezo a soñar con trenes. Con trenes que descarrilan. Se hamacan, antes de caer. Rompen los rieles. Largan chispas. Y después viene ese ruido, previo a la detención, tan estridente. Que hace doler las muelas. Que conmueve. Como cuando la navaja raspa en la zona de la nuca, y las cabezas se estremecen, las espaldas se estremecen, y no importa si es Bicho Souza o el viejo Berman, las espaldas se sacuden como los vagones de un tren descarrilando. Escalofrío, que le llaman. Después hay un ardor, en la nuca. Y la picazón del cepillo, entalcado, rodeando el cuello. Y una primitiva calma.

Futuro
Proyectos

Estoy terminando una novela que explora diversas formas de la memoria.
Cómo te gustaría ser reseñado/a
Una critica respetuosa y conocedora del texto. Es decir, que haya leido la novela.
Quién te leerá
Mis buenos lectores.
Qué podemos esperar de vos
Que no baile. Soy muy malo.
Cómo te gustaría que te recuerden
Que no sea bailando.
Tu última frase:
Gracias por todo.



Hernán Ronsino nació en Chivilcoy en 1976. Sociólogo, docente de la Universidad de Buenos Aires y de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Sus obras han sido traducidas al francés y alemán. Miembro fundador de la revista argentina En ciernes.
Libros publicados: Te vomitaré de mi boca (Libris, 2003), La descomposición (Interzona, 2007), Glaxo (Eterna Cadencia, 2009).

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